Comentario: Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844

Por Vladimir Lazo

[Primer Manuscrito]

Salario

(I) El salario está determinado por la lucha abierta entre capitalista y obrero. Necesariamente triunfa el capitalista. El capitalista puede vivir más tiempo sin el obrero que éste sin el capitalista. La unión entre los capitalistas es habitual y eficaz; la de los obreros está prohibida y tiene funestas consecuencias para ellos. Además el terrateniente y el capitalista pueden agregar a sus rentas beneficios industriales, el obrero no puede agregar a su ingreso industrial ni rentas de las tierras ni intereses del capital. Por eso es tan grande la competencia entre los obreros. Luego sólo para el obrero es la separación entre capital, tierra y trabajo una separación necesaria y nociva. El capital y la tierra no necesitan permanecer en esa abstracción, pero sí el trabajo del obrero.
Para el obrero es, pues, mortal la separación de capital, renta de la tierra y trabajo.
El nivel mínimo de salario, y el único necesario, es lo requerido para mantener al obrero durante el trabajo. y para que él pueda alimentar una familia y no se extinga la raza de los obreros. El salario habitual es, según Smith, el mínimo compatible con la simple humanité, es decir, con una existencia animal.
Para los obreros la separación entre el capital, la propiedad de la tierra y el trabajo, significa su sometimiento a los intereses coyunturales y estratégicos de los capitalista.
Las razones son las siguientes:
En primer lugar, el sistema productivo funciona realmente como una unidad, como un sistema orgánico vivo, no existen separaciones en él, salvo las requeridas para su correcto funcionamiento, y en consecuencia, son separaciones técnicas.
En cambio, las separaciones producidas por el modo de producción capitalista, son derivados de que éste secciona la producción en tres factores sobre la base de su propiedad; la de los factores productivos: capital, trabajo y tierra. Pero, es necesario decir que el capitalismo nace precisamente cuando tal separación de la producción se realiza con la concurrencia de ellos, y cuando ya existen tales factores, como propiedad de clases sociales diferentes, resultado de un largo desarrolo histórico.
El capitalismo introduce en el sistema de la producción para la reproducción de la vida material, una intencionalidad propia que es que la producción sirve para, además de su función primaria de servir para reproducir la vida material, para, además, producir un excedente de valor, en forma de dinero, que es justamente su finalidad; es decir, el capitalismo como sistema económico tiene como su finalidad la de producir plusvalor. Esta intencionalidad, propia de los dueños de los capitales, retransforma la producción, y la hace producción de plusvalor.

algo diferente a su funcionamiento mismo, o sea, a su finalidad, los secciona a la propiedad de los factores.
en el cual, cada factor productivo es de propiedad de una clase diferente de personas, de la siguiente forma: los medios de producción de propiedad de la clase de los os capitalisrtas, o la burguesía; los trabajadores son portadores de la fuerza de trabajo, y los dueños de la tierra son otro grupo diferente de personas, siendo que el factor tierra puede ser también propiedad de los capitalistas. Esta es la separación real que instituye el modo de producción capitalista, , es reproducida y racionalizada por los científicos, en este caso por los economistas, de manera de exposición analítica, pero las separaciones analíticas, que sirven para dividir el problema en partes para su mejor comprensión, son, en el caso de la gestión econòmica capitalista, las partes en que el desarrollo del capitalismo dividió la sociedad, como poseedores de dinero e instrumentos, o medios de producción (capital); tierra como propiedad monopólica de una parte de la sociedad y, excluidos de ambas propiedades, los obreros, que deben vender su fuerza de trabajo.
Adicionalmente, la teoría denominó tales partes factores productivos, asumiéndolos como si fuesen determinaciones de la hstoria natural de la sociedad, sin la intervención en tal dinámica social de conflictos de clase. La Economía Política, en consonancia con el devenir de su objeto, lo divide, y, estas divisiones corresponden a divisiones entre las clases que componen la sociedad capitalista a las que la teoría encuentra cristalizadas y las asume por lo tanto, como se ha dicho antes, como si fuesen formas de ser naturales del mundo real sin posibilidad de análisis de su históricidad.
Las clases son tales, como sabes, por su posesión de algunos de los factores productivos: capital, trabajo y tierra. Así que tomados de esa forma, al teórico de la Economía Política se le presenta a su reflexión el mundo real cristalizado en su estructura.
Junto con ese presentarse, se le representa al economista político, el capital y sus propietarios, como los organizadores de la producción y por lo tanto, los responsables de la reproducción material de la sociedad, por lo que su tendencia espontanea es a hacer la teoría de la forma y los mecanismos por medio de los cuales se realiza tal reproducción, y la forma cómo los dueños de los capitales organizan la producción para lograrlo.
El significado entonces para los trabajadores es que la separación provoca su transformación en mercancía fuerza de trabajo, sujeta a la dinámica de oferta y demanda, que tratará Marx en el siguiente párrafo.
La Economía Política al mantener separados los tres “factores” de la producción una de los cosas que hace es justificar la dinámica de la producción capitalista haciéndolo desde el punto de vista de los dueños de los capitales, cuyo accionar es la cusa de tal separación.
Por otra parte, desde el punto de vista científico, al no reunir nuevamente los tres factores en una unidad real pensada en su constitución dinámica, como unidad de tensiones sociales, que es en la que funcionan, se queda dentro de las determinaciones de la pura reflexión, o del intelecto, propios de la construción del mundo moderno, que se hace a sí mismo, por obra de una profunda división y particularización del trabajo, que atomiza la sociedad atomizando la conciencia de los ciudadanos, que pasan de ser tales: ciudadanos integrales (objetivo declarado de la sociedad capitalista) para ser la figura antropológica moderna: el egoísta homo economicus, envidioso y traidor, que en su versión obrera, es limitado desde el punto de vista social, económico y mental.
La demanda de hombres regula necesariamente la producción de hombres, como ocurre con cualquier otra mercancía.
Los trabajadores, al depender de la demanda de hombres por parte de los capitalistas, quedan realmente sujetos a las decisiones del capital. En el proceso productivo ellos entran sólo como una parte de los insumos de la producción, sobre la que no tienen ningún dominio ni influencia, por lo que quien necesita insumos regula en últina instancia su existencia, y siendo el trabajo uno de ellos, su número depende de las necesidades del capital, ligado a su rentabiliddad.
Si la oferta es mucho mayor que la demanda, una parte de los obreros se hunde en la mendicidad o muere por inanición. La existencia del obrero está reducida, pues, a la condición de existencia de cualquier otra mercancía. El obrero se ha convertido en una mercancía y para él es una suerte poder llegar hasta el comprador. La demanda de la que depende la vida del obrero, depende a su vez del humor de los ricos y capitalistas. Si la oferta supera a la demanda entonces una de las partes constitutivas del precio, beneficio, renta de la tierra o salario, es pagada por debajo del precio; una parte de estas prestaciones se sustrae, pues, a este empleo y el precio del mercado gravita hacia el precio natural como su centro. Pero, 1.) cuando existe una gran división del trabajo le es sumamente difícil al obrero dar al suyo otra dirección; 2) el perjuicio le afecta a él en primer lugar a causa de su relación de subordinación respecto del capitalista.
Con la gravitación del precio de mercado hacia el precio natural es así el obrero el que más pierde y el que necesariamente pierde. Y justamente la capacidad del capitalista para dar a su capital otra dilección es la que, o priva del pan al obrero, limitado a una rama determinada de trabajo, o le obliga a someterse a todas las exigencias de ese capitalista.
La segunda parte del párrafo es un comentario del capítulo VI sobre la base del concepto de precio natural de los factores, enunciado en el capítulo VII de La riqueza de las naciones. El capítulo VI se llama De las partes componentes del presio de las mercancías y el VII Del precio natural y del precio de mercado de los bienesK, en los cuales Adam Smith muestra la misma dinámica, pero lo hace en relación a las mercancías “profanas” como las llama Marx, es decir, a todas las que no son fuerza de trabajo. En el primer Smith explica las partes componentes del precio d elas mercancías: la dinámica que explica que en el precio de las mercancías deben ser pagados cada uno de los factores que intervienen en su producción, es decir, debe ser pagado el precio del trabajo, el benefico del capital y la renta de la tierra: Todo debe ser pagado a sus precios naturales es decir, a las tasas naturales de uso de los factores, que explica en el capítulo siguiente. Dependiendo de si cada uno de los factortes se encuentra reminurado a su tasa natural, la situación es de equilibrio. Si alguno de ellos en cambio está sub pagado o sobre pagado, entonces existe una situación de desequilibrio en la economía que llevará a uno en la sociedad, resuelto por la mano invisible, es decir, por el mecanismo equilibrador del mercado.
En Venezuela hemos vivido episdios de este fenómeno desde hace mucho tiempo: en la cadena de producción y comercialización a menudo algunos de los participantes reclaman que sus ingresos no están proporcionados a su trabajo, es decir, a su inversión de capital en relación a otras inversiones de la misma cadena; pero, además, consideran que el tipo de su aporte a lo que se produce y distribuye es de mayor importancia de lo que aportan otros de la misma cadena, un ejmplo de esto son los recurrentes reclamos de los productors del campo, de leche o carne, en relación a los transportistas y a los comercializadores, a menudo calculan que la parte que les toda del pastel es inferios a la que debería ser. Este es un caso típico de lo que dice Marx en esta parte, sólo que el el texto de Marx la referencia es al trabajo, al transformarse en una mercancía.
Más arriba nos dice lo siguiente:
Si la oferta supera a la demanda entonces una de las partes constitutivas del precio, beneficio, renta de la tierra o salario, es pagada por debajo del precio; una parte de estas prestaciones se sustrae, pues, a este empleo y el precio del mercado gravita hacia el precio natural como su centro. Pero, 1.) cuando existe una gran división del trabajo le es sumamente difícil al obrero dar al suyo otra dirección;
Imagina esta situación: una gran cantidad de trabajadores (en exceso de las necesidades de empleo de la industria o el comercio) buscan trabajo, esto lleva a que el precio del trabajo baje y entonces como sucede con frecuencia, cae bajo el nivel de subsistencia, que es menos que el precio natural del trabajo, que es el que debe pagar el valor de reposición de la mercancía fuerza de trabajo, según la lógica de la Economía Política;


Volviendo a la segunda parte del párrafo, Si la oferta supera la demanda…” dado el anterior comentario, el precio del trabajo habrá descendido al nivel de que esa parte del precio de la mercancía estará subvalorada en relación a las demás; esto es consecuencia de que en la producción, que es un todo orgánico, se han separado las partes de que se compone, en base a la propiedad de los factores productivos, entonces los tres están en ella según sus propios intereses lo que impide una relación de producción libre de la competencia entre productores privados y entre trabajadores, todo por la repartición del producto social, que tiene sólo una magnitud, que se realiza en las relaciones de mercado.

Pero, cuando existe una gran división del trabajo…”:

la división del trabajo, atomiza en diferentes funciones el trabajo que debe producir una mercancía compleja (algo que es inevitable) pero esa atomización es también una especialización, por lo que si el trabajador no tiene empleo, es difícil conseguir trabajar en alguna otra actividad, pues tal división cierra esa opción porque produce especialistas, aunque sea en trabajos simples; el punto “2” es una inferencia directa de todo lo anterior.

(II)Las ocasionales y súbitas fluctuaciones del precio de mercado afectan menos a la renta de la tierra que a aquellas partes del precio que se resuelven en beneficios y salarios, pero afectan también menos al beneficio que al salario. Por cada salario que sube hay, por lo general, uno que se mantiene estacionario y uno que baja.

La renta de la tierra tiende a ser si no fija al menos más estable que el beneficio y mucho más que los salarios, no tiende a decrecer sino que tiene a crecer porque cada vez más tierras deben incorporarse a la producción por el crecimiento de la población, y esas también cobran un alquiler, o sea, una renta, esa es la razón del comienzo del párrafo de Marx.
Los beneficos y los salrios están supuestos de manera más fuerte a la competencia, los primeros la que se da entre capitalistas, la segunda la que se da entre obreros, sumado a las circunstancias antes nombradas.

El obrero no tiene necesariamente que ganar con la ganancia del capitalista, pero necesariamente pierde con él. Así el obrero no gana cuando el capitalista mantiene el precio del mercado por encima del natural por obra de secretos industriales o comerciales, del monopolio o del favorable emplazamiento de su terreno.
En una de las teorías éticas contemporáneas, aquella que se deriva del contractualismo de John Rawls, la libertad posible es concebida dentro de un esquema de curvas de diferencia: en un eje cartesisano las curvas son los niveles de salario, son por ellos curvas de diferencia (la economía desarrolló las de indiferencia); estás, toman ese nombre porque representan niveles de salario diferentes; la libertad está en función de la curva en que uno se encuentre, misntras más alta es más libertad se tiene. Los beneficios están siempre en movimiento, fluctuando, pero csi siempre hacia arriba: su lógica es a subir porque es la del capital; los beneficios del capital son justamente el sentido y la finalidad del capitalismo, por lo que, lo que los asalariados pueden hacer para incrementar su libertad es es exigir a los empresarios, que sus salarios suban en el mismo ritmo de los beneficios, algo que nunca será posible porque el secreto empresarial los protege porque de ser públicos, los demás empresarios se enteran, y eso no es posible porque todos ellos están en competencia recíproca. Esta es una d elas trampas de Rawls: no se puede realizar su forma de libertad. Ese tipo de contractualismo dafine la libertad posible en un mundo gobernado por las corporacionae mundiales. De forma remota los empleados pueden reclamar según los niveles de información de los que dispongan pero ellos no acceden a la contabilidad de las empresas, y menos a las de las corporaciones.
Además: los precios del trabajo son mucho más constantes que los precios de los víveres. Frecuentemente se encuentran en proporción inversa. En un año de carestía el salario disminuye a causa de la disminución de la demanda y se eleva a causa del alza de los víveres. Queda, pues, equilibrado. En todo caso, una parte de los obreros queda sin pan. En años de abundancia, el salario se eleva merced al aumento de la demanda, disminuye merced a los precios de los víveres. Queda, pues, equilibrado.
Recordar que los víveres le pertenecen a otra parte de la burguesía, a sus productores privados de los mismos pues son también productos industriales, productos del ejercicio de la empresa capitalista... este es otro de los efectos desfavorables ára los trabajadores, de la división de la producción entre los propietarios de los factores
Otra desventaja del obrero:
Los precios del trabajo de los distintos tipos de obreros difieren mucho más que las ganancias en las distintas ramas en las que el capital se coloca. En el trabajo toda la diversidad natural, espiritual y social de la actividad individual se manifiesta y es inversamente retribuida, en tanto que el capital muerto va siempre al mismo paso y es indiferente a la real actividad individual. En general hay que observar que allí en donde tanto el obrero como el capitalista sufren, el obrero sufren en su existencia y el capitalismo en la ganancia de su inerte Mammón.
Mammón: abundancia material, pero también avaricia. Pero además, según Marx, el capital es trabajo muerto, porque el vivo es el realizado por el trabajador mientras lo realiza, el producto es trabajo muerto, y el producto es valor de uso que al intercambiarse se vuelve mercancía, y en consecuencia, vehículo, ésta para la acumulación de capital, que es trabajo muerto por excelencia. El trabajo muerto domina al trabajo vivo, siendo que aquel es producto de éste.
Aquí Marx glosa al Smith de la Riqueza de las naciones, como puede verse:
El obrero ha de luchar no sólo por su subsistencia física, sino también por lograr trabajo, es decir, por la posibilidaod, por lo medios, de poder realizar su actividad. Tomemos las tres situaciones básicas en que puede encontrarse la sociedad y observemos la situación del obrero en ellas.
l) Si la riqueza de la sociedad está en descenso, el obrero sufre más que nadie, pues aunque la clase obrera no puede ganar tanto como la de los propietarios en una situación social próspera, aucune ne souffre aussi cruellement de son déclin que la classe des ouvriers. (Ninguna sufre tanto con su decadencia como la clase obrera, Smith, II, 162).
III), 2) Tomemos ahora una sociedad en la que la riqueza aumenta. Esta situación es la única propicia para el obrero. Aquí aparece la competencia entre capitalistas la demanda de obreros excede a la oferta, pero:
En primer lugar, el alza de los salarios conduce a un exceso de trabajo de los obreros. Cuanto más quieren ganar, tanto más de su tiempo deben sacrificar y, enajenándose de toda libertad, han de realizar, en aras de la codicia, un trabajo de esclavos. Con ello acortan su vida. Este acortamiento en la duración de su vida es una circunstancia favorable para la clase obrera en su conjunto, porque con él se hace necesaria una nueva oferta. Esta clase ha de sacrificar continuamente a una parte de si misma para no perecer por completo.
Además, ¿cuándo se encuentra una sociedad en vías de enriquecimiento progresivo? Con el aumento de los capitales y las rentas de un país. Esto, sin embargo, sólo es posible: a) porque se ha acumulado mucho trabajo, pues el capital es trabajo acumulado; es decir, porque se ha ido arrebatando al obrero una cantidad creciente de su producto, porque su propio trabajo se le enfrenta en medida creciente como propiedad ajena, y los medios de su existencia y de su actividad se concentran cada vez más en mano del capitalista; b) la acumulación del capital aumenta la división del trabajo y la división del trabajo el número de obreros; y viceversa, el número de obreros aumenta la división del trabajo, así como la división del trabajo aumenta la acumulación de capitales. Con esta división del trabajo, de una parte, y con la acumulación de capitales, de la otra, el obrero se hace cada vez más dependiente exclusivamente del trabajo, y de un trabajo muy determinado, unilateral y maquinal. Y así, del mismo modo que se ve rebajado en lo espiritual y en lo corporal a la condición de máquina, y de hombre queda reducido a una actividad abstracta y un vientre. Se va haciendo cada vez más dependiente de todas las fluctuaciones del precio de mercado, del empleo de los capitales y del humor de los ricos. Igualmente, el crecimiento de la clase de hombres que no tienen (IV) más que su trabajo agudiza la competencia entre los obreros, por tanto, rebaja su precio. En el sistema fabril esta situación de los obreros alcanza su punto culminante.
c) En una sociedad cuya prosperidad crece, sólo los más ricos pueden aún vivir del interés del dinero. Todos los demás están obligados, o bien a emprender un negocio con su capital, o bien a lanzarlo al comercio. Con esto se hace también mayor la competencia entre los capitales. La concentración de capitales se hace mayor, los capitalistas grandes arruinan a los pequeños y una fracción de los antiguos capitalistas se hunde en la clase de los obreros, que por obra de esta aportación padece de nuevo la depresión del salario y cae en una dependencia aún mayor de los pocos grandes capitalistas; al disminuir el número de capitalistas, desaparece casi su competencia respecto de los obreros, y como el número de éstos se ha multiplicado, la competencia entre ellos se hace tanto mayor, más antinatural y más violenta. Una parte de la clase obrera cae con ello en la mendicidad o la inanición tan necesariamente como una parte de los capitalistas medios cae en la clase obrera.
Así, pues, incluso en la situación social más favorable para el obrero la consecuencia necesaria para éste es exceso de trabajo y muerte prematura, degradación a la condición de máquina, de esclavo del capital que se acumula peligrosamente frente a él, renovada competencia, muerte por inanición o mendicidad de una parte de los obreros.
(V) El alza de salarios despierta en el obrero el ansia de enriquecimiento propia del capitalista que él, sin embargo, sólo mediante el sacrificio de su cuerpo y de su espíritu puede saciar.
Los deseos de enriquecimiento han sido sin duda una constante del género humano. [Habría que ver (o comprender) el grado y la intensidad de la imitación despertada en los pueblos por la exhibición permanente de la riqueza y el poder de los monarcas desde la antigüedad, durante el medioevo y en la sociedad burguesa, es decir, con el que la civilización ha enseñado la codicia a los pueblos. Después de todo, la codicia es un producto cilizado, no originario ni primitivo en sentido antropológico. Haría falta una historia crítica de la codicia].
En el capitalismo, en el que la riqueza tiene una vinculación íntima con el trabajo, y en su origen empresarios y trabajadores mentenían una relación más cercana de la que mantienen hoy día, el enriquecimiento de los capitalsitas parecía tener relación con el trabajo y menos con la posesión de capital. El efecto de imitación que genera en la mente de los trabajadores la riqueza de los capitalistas, produce un tipo de ansia de enriquecimiento, de codicia por el dinero desconocidos en sociedades anteriores, en las que en el dinero no coincidía el caontenido de la riqueza y su símbolo.
El alza de salarios presupone la acumulación de capital y la acarrea; enfrenta, pues, el producto del trabajo y el obrero, haciéndolos cada vez más extraños el uno al otro. Del mismo modo, la división del trabajo hace al obrero cada vez más unilateral y más dependiente, pues acarrea consigo la competencia no sólo de los hombres, sino también de las máquinas. Como el obrero ha sido degradado a la condición de máquina, la máquina puede oponérsele como competidor. Finalmente, como la acumulación de capitales aumenta la cantidad de industria, es decir, de obreros, mediante esta acumulación la misma cantidad de industria trae consigo una mayor cantidad de obra hecha que se convierte en superproducción y termina, o bien por dejar sin trabajo a una gran parte de los trabajadores, o bien por reducir su salario al más lamentable mínimo. Estas son las consecuencias de una situación social que es la más favorable para el obrero, la de la riqueza creciente y progresiva.
Por último, sin embargo, esta situación ascendente ha de alcanzar alguna vez su punto culminante. ¿Cuál es entonces la situación del obrero?
3) «Los salarios y los beneficios del capital serán probablemente muy bajos en un país que haya alcanzado el último grado posible de su riqueza. La competencia entre los obreros para conseguir ocupación seria tan grande que los salarios quedarían reducidos a lo necesario para el mantenimiento del mismo número de obreros y si el país estuviese ya suficientemente poblado este número no podrá aumentarse». El exceso debería morir.
Luego, en una situación declinante de la sociedad, miseria progresiva; en una situación floreciente, miseria complicada, y en una situación en plenitud, miseria estacionaria.
Y como quiera que, según Smith, no es feliz una sociedad en donde la mayoría sufre, que el más próspero estado de la sociedad conduce a este sufrimiento de la mayoría, y como la Economía Política (en general la Sociedad del interés privado) conduce a este estado de suma prosperidad, la finalidad de la Economía Política es, evidentemente, la infelicidad de la sociedad.
En lo que respecta a la relación entre obreros y capitalistas, hay que observar todavía que el alza de salarios está más que compensada para el capitalista por la disminución en la cantidad del tiempo de trabajo, y que el alza de salarios y el alza en el interés del capital obran sobre el precio de la mercancía como el interés simple y el interés compuesto, respectivamente.
Coloquémonos ahora totalmente en el punto de vista del, economista, y comparemos, de acuerdo con él, las pretensiones teóricas y prácticas de los obreros.
Nos dice que, originariamente y de acuerdo con su concepto mismo todo el producto del trabajo pertenece al obrero. Pero al mismo tiempo nos dice que en realidad revierte al obrero la parte más pequeña e imprescindible del producto; sólo aquella que es necesaria para que é1 exista no como hombre, sino como obrero, para que perpetúe no la humanidad, sino la clase esclava de los obreros.
El economista nos dice que todo se compra con trabajo y que el capital no es otra osa que trabajo acumulado, pero al mismo tiempo nos dice que el obrero, muy lejos de poder comprarlo todo, tiene que venderse a sí mismo y a su humanidad.
En tanto que las rentas del perezoso terrateniente ascienden por lo general a la tercera parte del producto de la tierra, y el beneficio del atareado capitalista llega incluso al doble del interés del dinero, lo que el obrero gana es, en el mejor de los casos, lo necesario para que, de cuatro hijos, dos se le mueran de desnutrición (VII). En tanto que, según el economista, el trabajo es lo único con lo que el hombre aumenta el valor de los productos naturales, su propiedad activa, según la misma Economía Política, el terrateniente y el capitalista, que como terrateniente y capitalista son simplemente dioses privilegiados y ociosos, están en todas partes por encima del obrero y le dictan leyes.
En tanto que, según el economista el trabajo es el único precio invariable de las cosas, no hay nada más azaroso que el precio del trabajo, nada está sometido a mayores fluctuaciones.
En tanto que la división del trabajo eleva la fuerza productiva del trabajo, la riqueza y el refinamiento de la sociedad, empobrece al obrero hasta reducirlo a máquina. En tanto que el trabajo suscita la acumulación de capitales y con ello el creciente bienestar de la sociedad, hace al obrero cada vez más dependiente del capitalista, le lleva a una mayor competencia, lo empuja al ritmo desenfrenado de la superproducción, a la que sigue un marasmo igualmente profundo.
En tanto que, según los economistas, el interés del obrero no se opone nunca al interés de la sociedad, el interés de la sociedad está siempre y necesariamente en oposición al interés del obrero.
Según los economistas, el interés del obrero no está nunca en oposición al de la sociedad, 1) porque el alza del salario está más que compensada por la disminución en la cantidad del tiempo de trabajo, además de las restantes consecuencias antes desarrolladas, y 2) porque, en relación con la sociedad, el producto bruto total es producto neto y sólo en relación al particular tiene el neto significado
Pero que el trabajo mismo no sólo en las condiciones actuales, sino en general, en cuanto su finalidad, es simplemente el incremento de la riqueza; que el trabajo mismo, digo, es nocivo y funesto, es cosa que se deduce, sin que el economista lo sepa, de sus propias exposiciones.
De acuerdo con su concepto, la renta de la tierra y el beneficio del capital son deducciones que el salario padece. En realidad, sin embargo, el salario es una deducción que el capital y la tierra dejan llegar al obrero, una concesión del producto del trabajo de los trabajadores al trabajo.
El obrero sufre más que nunca en su estado de declinación social. Tiene que agradecer la dureza específica de su opresión a su situación de obrero, pero la opresión en general a la situación de la sociedad.
Pero en el estado ascendente de la sociedad, la decadencia y el empobrecimiento del obrero son producto de su trabajo y de la riqueza por él producida. La miseria brota, pues, de la esencia del trabajo actual.
El estado de máxima prosperidad social, un ideal, pero que puede ser alcanzado aproximadamente y que, en todo caso, constituye la finalidad, tanto de la Economía Política como de la sociedad civil, es, para el obrero, miseria estacionaria.
Se comprende fácilmente que en la Economía Política el proletario es decir, aquel que, desprovisto de capital y de rentas de la tierra, vive sólo de su trabajo, de un trabajo unilateral y abstracto, es considerado únicamente como obrero. Por esto puede la Economía asentar la tesis de que aquél, como un caballo cualquiera, debe ganar lo suficiente para poder trabajar. No lo considera en sus momentos de descanso como hombre, sino que deja este cuidado a la justicia, a los médicos, a la religión, a los cuadros estadísticos, a la policía y al alguacil de pobres.
Elevémonos ahora sobre el nivel de la Economía Política y, a partir de la exposición hasta ahora hecha, casi con las mismas palabras de la Economía Política, tratemos de responder a dos cuestiones.
1) ¿Qué sentido tiene, en el desarrollo de la humanidad, esta reducción de la mayor parte de la humanidad al trabajo abstracto?
2) ¿Qué falta cometen los reformadores en détail que, o bien pretenden elevar los salarios y mejorar con ello la situación de la clase obrera, o bien (como Proudhon) consideran la igualdad de salarios como finalidad de la revolución social?
El trabajo se presenta en la Economía Política únicamente bajo el aspecto de actividad lucrativa.
(VIII) Puede afirmarse que aquellas ocupaciones que requieren dotes especificas o una mayor preparación se han hecho, en conjunto, más lucrativas; en tanto que el salario medio para la actividad mecánica uniforme, en la que cualquiera puede ser fácil y rápidamente instruido, a causa de la creciente competencia ha descendido y tenia que descender, y precisamente este tipo de trabajo es, en el actual estado de organización de éste, el más abundante con mucha diferencia. Por tanto, si un obrero de primera categoría gana actualmente siete veces más que hace cincuenta años y otro de la segunda lo mismo, los dos ganan, ciertamente, por término medio, cuatro veces más que antes. Sólo que si en un país la primera categoría de trabajo ocupa únicamente 1.000 hombres y la segunda a un millón, 999.000 no están mejor que hace cincuenta años y están peor si, al mismo tiempo, han subido los precios de los artículos de primera necesidad. Y con estos superficiales cálculos de término medio se pretende engañar sobre la clase más numerosa de la población. Además, la cuantía del salario es sólo un factor en la apreciación del ingreso del obrero, pues para mesurar este último es también esencia tomar en consideración la duración asegurada del trabajo, de la que no puede hablarse en la anarquía de la llamada libre competencia, con sus siempre repetidas fluctuaciones e interrupciones. Por último, hay que tomar en cuenta la jornada de trabajo habitual antes y ahora. Esta ha sido elevada para los obreros ingleses en la manufactura algodonera, desde hace veinticinco años, esto es, exactamente desde el momento en que se introdujeron las máquinas para ahorrar trabajo, a doce o dieciséis horas diarias por obra de la codicia empresarial (IX), y la elevación en un país y en una rama de la industria tuvo que extenderse más o menos a otras partes, dado el derecho, aún generalmente reconocido, a una explotación incondicionada de los pobres por los ricos (Schulz, Bewegung del Produktion, pág.. 65).
Pero incluso si fuera tan cierto, como realmente es falso, que se hubiese incrementado el ingreso medio de todas las clases de la sociedad, podrían haberse hecho mayores las diferencias y los intervalos relativos entre los ingresos, y aparecer así más agudamente los contrastes de riqueza y pobreza. Pues justamente porque la producción total crece, y en la misma medida en que esto sucede, se aumentan también las necesidades, deseos y pretensiones, y la pobreza relativa puede crecer en tanto que se aminora la absoluta. El samoyedo, reducido a su aceite de pescado y a sus pescados rancios, no es pobre porque en su cerrada sociedad todos tienen las mismas necesidades. Pero en un estado que va hacia adelante que, por ejemplo en un decenio ha aumentado su producción total en relación a la sociedad en un tercio, el obrero que gana ahora lo mismo que hace diez años no esta ni siquiera tan acomodado como antes, sino que se ha empobrecido en una tercera parte (ibid., págs. 65—66).
Pero la Economía Política sólo conoce al obrero en cuanto animal de trabajo, como una bestia reducida a las más estrictas necesidades vitales.
Para cultivarse espiritualmente con mayor libertad, un pueblo necesita estar exento de la esclavitud de sus propias necesidades corporales, no ser ya siervo del cuerpo. Se necesita, pues, que ante todo le quede tiempo para poder crear y gozar espiritualmente. Los progresos en el organismo del trabajo ganan este tiempo. ¿No ejecuta frecuentemente, en la actualidad, un solo obrero en las fábricas algodoneras, gracias a nuevas fuerzas motrices y a máquinas perfeccionadas, el trabajo de 250 a 350 de los antiguos obreros? Consecuencias semejantes en todas las ramas de la producción, pues energías naturales exteriores son obligadas, cada vez en mayor medida, a participar (X) en el trabajo humano. Si antes para cubrir una determinada cantidad de necesidades materiales se requería gasto de tiempo y energía humana que más tarde se ha reducido a la mitad, se ha ampliado en esta misma medida el ámbito para la creación y el goce espiritual sin ningún atentado contra el bienestar material. Pero incluso sobre el reparto del botín que ganamos al viejo Cronos en su propio terreno decide aún el juego de dados del azar ciego e injusto. Se ha calculado en Francia que, dado el actual nivel de producción, una jornada media de trabajo de cinco horas para todos los capaces de trabajar bastaría a la satisfacción de todos los intereses materiales de la sociedad... Sin tomar en cuenta los ahorros gracias a la perfección de la maquinaria, la duración del trabajo esclavo en las fábricas no ha hecho sino aumentar para una numerosa población (ibid., 67—68).
El tránsito del trabajo manual complejo al sistema fabril presupone una descomposición del mismo en operaciones simples. Pero por ahora sólo una parte de las operaciones uniformemente repetidas le corresponde de momento a las máquinas, otra parte le corresponde a los hombres. De acuerdo con la naturaleza de las cosas, y de acuerdo con experiencias concordantes, una tal actividad continuamente uniforme es tan perjudicial para el espíritu como pata el cuerpo; y así, pues, en esta unión del maquinismo con la simple división del trabajo entre más numerosas manos humanas tenían también que hacerse patentes todos los inconvenientes de esta última. Estos inconvenientes se muestran, entre otras cosas, en la mayor mortalidad de los obreros (XI) fabriles... Esta gran diferencia de que los hombres trabajen mediante máquinas o como máquinas no ha sido... observada (ibid., Pág. 69).
Para el futuro de la vida de los pueblos, las fuerzas naturales brutas que obran en las máquinas serán, sin embargo, nuestros siervos y esclavos (ibid., pág.. 74).
En las hilaturas inglesas están actualmente ocupados sólo 158.818 hombres y 196.818 mujeres. Por cada 100 obreros hay 103 obreras en las fábricas de algodón del condado de Lancaster y hasta 209 en Escocia. En las fábricas inglesas de lino, en Leeds, se contaban 147 obreras por cada 100 obreros; en Druden y en la costa oriental de Escocia, hasta 280. En las fábricas inglesas de seda... muchas obreras; en las fábricas de lana, que exigen mayor fuerza de trabajo más hombres... También las fábricas de algodón norteamericanas ocupaban, en 1833, junto a 18.593 hombres, no menos de 38.927 mujeres. Mediante las transformaciones en el organismo del trabajo le ha correspondido, pues, al sexo femenino, un círculo más amplio de actividad lucrativa..., las mujeres una posición económica más independiente.,,, los dos sexos más aproximados en sus relaciones sociales (ibid., págs. 71—72).
«En las hilaturas inglesas movidas por vapor y agua trabajaban en el año 1835 20.558 niños entre ocho y doce años, 35.867 entre doce y trece años y, por último, 108.208 entre trece y dieciocho años... Ciertamente que los ulteriores progresos de la mecánica, al arrancar de manos de los hombres, cada vez en mayor medida, todas las ocupaciones uniformes, actúan en el sentido de una paulatina eliminación (XII) de la anomalía. Sólo que en el camino de este mismo rápido progreso está precisamente el detalle de que los capitalistas pueden apropiarse, del modo más simple y barato, de las fuerzas de las clases inferiores, hasta en la infancia, para usar y abusar de ellas en lugar los medios auxiliares de la mecánica» (Schulz: Bew. d. Podukt., págs. 70—71).
«Llamamiento de lord Broughan a los obreros: ¡Haceos capitalistas! ...esto... lo malo es que millones sólo logran ganar su modesto vivir gracias a un fatigoso trabajo que los arruina corporalmente y los deforma mental y moralmente; que incluso tienen que considerar como una suerte la desgracia de haber encontrado tal trabajo» (ibid., pág.. 60).
«Pour vivre donc, les non—propiétaires sont obligés de se mettre, directement ou indirectement, au service des propiétaires, c'est—à—dire sous leur dépendance.» Pecqueur: Théorie nouvelle d'économie sociale, etc. (página 409).
Domestiques—gages, ouvviers—salaires; employés—traitéments ou émoluments (ibid., págs.. 409—410).
«Louer son travail», «prêter son travail à l'intérêt», «travailler à la place d'autrui».
«Louer la matière du travail», «prêter la matière du travail à l'intéret», «faire travailler autrui à sa place» (ibid., págs. 411—12).
(XIII) «Cette constitution économique condamne les hommes à des metiers tellement abjects, à une dégradation tellement désolante el amère, que la sauvagerie apparaît, en comparaison, comme une royale condition» (l. c., pág.., 417—18). «La prostitution de la classe non propriétaire sous toutes les formes» (págs. 421 Y sig). Traperos.
Ch. Loudon, en su trabajo Solution du problème de la population, etc., París 1842, dice que en Inglaterra existen entre 60.000 y 70.000 prostitutas. El número de femmes d'une vertu douteuse es del mismo (Página 228).
«La moyenne vie de ces infortunées créatures sur le pavé, après qu'elles sont entrées dans la carrière du vice, est d'environ ,six ou sept ans. De manière ,que pour mantenir le nombre de 60 a 70.000 prostituées,il doit y avoir, dalns les 3 royaumes, au moins 8 à 9.000 femmes qui se vouent à cet infame métier chaque anné, ou environ vingt—quatre nouvelles victimes par jour, ce qui est la moyenne d'une par heure; et conséquemment, si la même proportion a lieu sur toute la surface du globe, il doit y avoir constament un million et demi de ces malheureuses» (ibid., pág.. 229).
La population des misérables croît avec leur misère, el c'est à la limite extrême du déneument que les êtres humains se pressent en plus grand nombre pour se disputer le droit de souffrir... En 1821, la population de l'Irlande était de 6.801.827. En 1831, elle s'était élevée à 7.764.010; c'est 14% d'augmentation en dix ans. Dans le Leinster, province où il y a le plus d'aisance, la population n'a augmenté que de 8%, tandis que, dans le Connaught, province la plus misérable, l'augmentation s'est élevée à 21%. (Extrait des Enquêtes publiées en Angleterre sur l'Irlande. Vienne, 1840) Buret, De la misère, etc., t. I, pág.. [36]—37.
La Economía Política considera el trabajo abstractamente, como una cosa; le travail est une marchandise; si el precio es alto, es que la mercancía es muy demanda; si es bajo, es que es muy ofrecida; comme marchandise, le travail doit de plus en plus baisser de prix; en parte la competencia entre capitalista y obrero, en parte la competencia entre obreros, obligan a ello. «La popullation ouvrière, marchande de travail, est forcément réduite à la plus faible part du produit... la theorie du travail marchandise est—elle aultre chose qu'une theorie de servitude déguisée?» (1. c., pág.. 43).
«Pourquoi donc n'avoir vu dans le travail qu'une valeur d'échange?» (ibid., pág.. 44). Los grandes talleres compran :preferentemente ,el trabajo de mujeres y niños porque éste cuesta menos que el de los hombres (1. c.). «Le travailleur n'est point vis à vis de celui qui t'emploie dans la position d'un libre vendeur... le capitalisme est toujours libre d'employer le travail, el l'ouvrier est toujours forcé de le vendre. La vateur du travail est complétement détruite, s'il n'est pas vendu à chaque instant. Le travail n'est susceptibte, ni d'accumulation ni même d'épargne, à la différence des véritabtes [marchandises]. (XIV) Le travail c´est la vie, et si la vie ne s'échange pas chaque jour contre les aliments, elle souffre el périt bientôt. Pour que la vie de l'homme soit une marchandise, il faut donc admettre l'esclavage» (páginas 49, 50, 1. c.). Si el trabajo es, pues, una mercancía, es una mercancía con las más tristes propiedades. Pero no lo es, incluso de acuerdo a los fundamentos de la Economía Política, porque no (es) le libre resultat d'un libre marché. El régimen económico actual baja, a la vez el precio y la remuneración del trabajo, il perfectionne I'ouvrier et dégrade l'homme (1. c., págs. 52—3). L'industrie est devenue une guerre et le commerce un jeu (1. c., pág.. 62).
Les machines à travailler le coton (en Inglaterra) representan ellas solas 84.000.000 de artesanos. La industria se encontró hasta el presente en la situación de la guerra de conquista «elle a prodigé la vie des hommes qui composaient son armée avec autant d'indifference que les grands conquérants. Son but était la possesion de la richesse, el non le bonheur des hommes» (Buret, 1. c., pág.. 20). «Ces intérêts (sc. économiques), librement abandonés à eux—memmes... doivent nécessairement entrer en conficte; ils n'ont d'autre arbitre que la guerre el les décisions de la guerre donnent aux una la défaite el la mort, pour donner aux autres la victoire... c´est dans le conflit des forces opposées que la science cherche l'ordre et l'équlibre: la guerre perpétuelle est selon elle le seule moyen d'obtenir la paix, cette guerre s'appelle la concurrence» (l. c., pág.. 23).
"Para ser conducida con éxito, la guerra industrial exige a ejércitos numerosos que pueda acumular en un mismo punto y diezmar generosamente. Y ni por devoción ni por obligación soportan los soldados de este ejército las fatigas que se les impone; sólo por escapar a la dura necesidad del hambre. No tienen ni fidelidad ni gratitud para con sus jefes; éstos no están unidos con sus subordinados por ningún sentimiento de benevolencia; no los conocen como hombres, sino instrumentos de la producción que deben aportar lo más posible y costar lo menos posible. Estas masas de obreros, cada vez más apremiadas, ni siquiera tienen la tranquilidad de estar siempre empleadas; la industria que las ha convocado sólo las hace vivir cuando las necesita, y tan pronto como puede pasarse sin ellas las abandona sin el menor remordimiento; y los trabajadores... están obligados a ofrecer su persona y su fuerza por el precio que quiera concedérseles. Cuanto más largo, penoso y desagradable sea el trabajo que se les asigna tanto menos se les paga; se ven algunos que con un trabajo de dieciséis horas diarias de continua fatiga apenas pueden comprar el derecho de no morir." (l. c., págs. 66, 69).


(XV) «Nous avons la conviction... partagée... par les commissaires chargés de l'enquête sur la condition des tisserands à la main, que les grandes villes industrielles perdraient, en peu de temps, leur population de travailleurs, si elles ne recevaient, à chaque instant, des campagnes voisine des recrues continuelles d'hommes sains, de sang nouveau» (l. c., pág.. 362).

Textos para el curso

La mayoría de los textos que se van a trabajar en el curso se pueden descargar en www.marxists.org (incluyendo los Manuscritos completos).

Programa: Algunos aspectos de la teoría de Karl Marx y esbozo de su ontología subyacente

Profesor Vladimir Lazo García, UCV

Para la realización del Taller he diseñado un temario y un plan para su ejecución, de nueve meses de duración, con una frecuencia de dos horas semanales.

Los temas básicos en los que debemos profundizar son, en primer lugar, las primeras formas de la crítica de la Economía Política, presente desde los Manuscritos de economía y filosofía de París de 1844, hasta su exposición en El Capital; teniendo como un texto intermedio de ineludible tratamiento los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, conocidos como Grundrisse; en segundo lugar, el importante asunto de la subjetividad revolucionaria y su relación con la ética y la política.
En El Capital se encuentra la más importante y masiva crítica del modo de producción capitalista, y de su civilización. Su estudio en Venezuela es inprescindible pues nuestra sociedad se encuentra viviendo un proceso revolucionario que tiene como finalidad la desaparición de la sociedad capitalista, por lo que conocer aquella crítica es esencial para la comprensión e interpretación de la relación de nuestra sociedad con su sistema económico, el cual está formado básicamente por las relaciones de producción y de mercado, que junto con todo el sistema cultural, institucional y político, son lo que nuestro proceso revolucionario busca terminar.
La obra de Marx en general, es el resultado del movimiento histórico de crítica inmanente, práctica y teórica del capitalismo, la cual comenzó en el siglo XVIII, y llegó a su maduración definitiva en el XIX. Tal crítica fue realizada por Marx al nivel de la autocrítica filosófica, económica cultural e institucional, cuyo centro es el fundamento del modo de producción capitalista -por él expuesto-, el lugar de llegada, por lo que su obras constituyen verdaderos documentos esenciales.
A partir del anterior preámbulo, entramos en lo siguiente: Karl Marx se formó dentro de la alta cultura Alemana de la primera mitad del siglo XIX, y su trayectoria intelectual significó una transformación desde sus primeras formas de conciencia teórico-filosófica, expuestas en su Tesis de grado La diferencia entre la filosofía de la naturaleza según Demócrito y según Epicuro, a otras formas de conciencia, político-revolucionaria con supeditación de la filosofía a la praxis revolucionaria, centrada en la destrucción de las relaciones sociales de producción, y en consecuencia, una revolución económica y política, que transformaría la ética y la moral social, y conduciría a una cultura y a una civilización no capitalista.
La crítica masiva al modo de producción capitalista, es para Marx, crítica de la civilización capitalista. El eje de toda esta revolucion social será, siguiendo a Marx, la prćtica política, la cual reformula el concepto de praxis y de materialismo, en la filosofía y en la vida histórica de los seres humanos. Por lo cual, revoluciona también las ideas de libertad, de ética y, en consecuencia, de política.
Desearía aclarar que se hará una exposición constructiva y no cronológica. Los conceptos que se irán relevando tienen como abjetivo, esbozar una dirección de la investigación que podría servir de base para encarar algunos de los importantísimos problemas del Libro I, y luego, los desarrollos de los Libros II y III. Éstos últimos tendrían que ser objeto de un taller posterior, pues allí se encuentran algunos de los desarrollos que podrían dar luz a la fisonomía del capitalismo actual, en atención de que el Libro II contiene una particular teoría del tiempo propio del capitalismo.

Esquema general del curso:

A.

1.- Se comienza el estudio con la exposición y comentarios de las Manuscritos de economía y filosofía de París de 1844. Los Manuscritos tienen como uno de sus telones de fondo los escritos de Marx de 1841 en París en Los Anales franco-alemanes de Arnold Ruge, ellos son: Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel y La cuestión judía Trataremos de mostrar que aquellos escritos juveniles tratan problemas que podrían ser considerados como el hilo condustor de la labor teórica de Marx.

Conceptos e ideas que se pondán de relieve en esta parte del curso: inversión de sujeto y predicado; mirada filosófica a la economía; crítica inmanente de la economía; trabajo extrñado; propiedad privada; salario; benefico, renta de la tierra; comunismo como superacion del extrañamiento del trabajo.

2.- Luego de realizar el estudio de los Manuscritos nos dedicaremos al estudio de la teoría de la historia de Marx y Engels, o materialismo histórico, centrándonos en La ideología alemana. Éste es un texto muy voluminoso y de una gran riqueza; escogeremos algunas partes y reconstruiremos parte de su teoría de la historia y de la cultura, y sobre la configuración de la civilización capitalista, en atención el desarrollo posterior del curso.

Conceptos e ideas que se pondrán de relieve: ideología, cultura, historia; necesidades; mercado y mercado mundial; historia e historia universal; idealismo en la historia y materialismo histórico; génesis de la conciencia; religión; socialismo y comunismo y otros.

3.- Exposición de las dos primeras parte del Manifiesto Comunista

Conceptos e ideas: materialismo historico; política e historia; lucha de clases; liberación del trabajo.
4.- Estudio de los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse), entendido como el laboratorio crítico y metodológico para la construcción de la crítica de la economía, que hace Marx, y para la exposición que nos aparece en El Capital, y además, como su método de investigación que, a la vez que teórico, es político. Se expondrá brevemente la Contribución a la crítica de la economía política de 1859, que precede a El Capital.

Conceptos e ideas: nueva mirada filosófíca a la economía; fenomenología del valor; fenomenología del capital; estructuras del valor; estructura y dinámica del capital; dinero; libertad e igualdad burguesas; fín último de lo económico; etc.

B.

5.- Exposición de la estructura del Libro I de El Capital. Esta exposición se hará a partir del estudio y análisis del indice de materias, pues allí se muestra la estructura expositiva y su intencionalidad y junto con ello, la estructura general del modo de producción capitalista, con sus dos subsistemas: intercambio y producción y las conexiones orgánicas entrre ellos, dentro de una perspectiva teórico-filosófica, que sólo la crítica de Marx pudo hacer.

Preguntas básics y esenciales del Libro I, contenidas en el aparte del Capítulo I, "El carácter fetichista de la mercancía y su secreto", y su preparación en los textos anteriores de Marx, en especial en los Grundrisse estudiados en la parte anterior.

Mostrar la forma cómo el primer objeto que nos aparece en el libro, el sistema del intercambio, o mercado, o la apariencia necesaria del modo de producción capitalista -objeto de los primeros 4 capítulos-, es tratado por el autor, con un método que expone los contenidos de forma regresiva, por lo que, al final, nos encontramos con el plano fundante del modo de producción capitalista, es decir la relación que Marx llama capital, es decir, la relación de compra-venta de fuerza de trabajo. A partir de este lugar de llegada del texto, acceder al sistema de la producción, donde Marx expone lo siguiente: Cómo produce el capital y cómo se produce el capital.

Finalidad del capitalismo, el valor, éste es la fuerza que lo organiza en su estructura, pues es su finalidad, realizada bajo la forma de acumulación de capital. Cadena causal a partir del valor.

En consecuencia, se expondrá:

a) Sistema del intercambio: la apariencia necesaria;
b) Sistema de la producción, trabajo abstracto (o, trabajo asalariado) entendido como proceso y su efecto; la reproducción del valor. Producción de mercancías y producción de plusvalor. Expropiación del producto del trabajo y de la subjetividad. Transformación del trabajo en valor. Relación funcional entre el trabajo (asalariado) y el valor, bajo la forma de plusvalor.
c) El círculo del materialismo histórico en El Capital: apariencia -> fundamento -> apariencia.

Método para reestructurar de forma orgánica para la comprensión de El Capital los objetos intercambio y producción. Función político-revolucionaria de tal reestructuración.

Conceptos e ideas y teorías: programa de investigación de la economía política clásica; sistema del intercambio; mercancía; valor; trabajo abstractamente humano; dinero; metamorfosis del valor; substrato de la economía; compra-venta de fuerza de trababjo; apariencia necesaria; fetichismo de la mercancía. Sistema productivo: diferencial contenido en la fuerza de trabajo; representación del tabajo en el valor; identidad en el capitalismo entre valor, socialidad y racionalidad como estructuras ontológicas. Microeconomía desde el punto de vista del trabajo. Valor y despotismo.
Organización capitalista del trabajo productivo: Combinación ponderada de trabajo capital y tierra, realizada por los dueños de los medios de producciín. Automatismo social y económico: Sentido común mercantil. Civilización capitalista. Trabajo, valor, despotismo.

C. 

Ética implicada en El Capital. Posibilidad dentro de El Capital de realizar la síntesis de la ética teleología y los imperativos kantianos.

Ética revolucionari y ética burguesa

El despotismo consustancial del capitalismo, que es un caso específico y es el último capítulo de la condición esencialmente despótica de la Civilización Occidental

Por Vladimir Lazo García

Introduciré el tema diciendo que el despotismo del capitalismo es el mismo del estado moderno, y la razón es, que el modo de producción capitalista es un modo de producción despótico, y es el sistema económico que ha producido la civilización de la modernidad y su cultura, junto con sus estados. Los estados son sus resultados políticos, y la forma despótica que adopta el gobierno burgués, encubierta bajo la forma de la democracia representativa o formal, es la transposición, en el plano político, del despotismo conceptual, constitutivo y originario del capitalismo, ejecutado en la tarea estratégica de la reproducción de la vida individual y colectiva.
Este es, en consecuencia, el objeto de nuestra reflexión del día de hoy, y puede ser enunciado del siguiente modo:
1.- El capitalismo se realiza como un modo de producción despótico en el dominio de la reproducción de la vida.
Comenzaré haciendo un poco de reconstrucción del pasado despótico de occidente, y recordando algo sobre lo que me parece que es el origen de esa condición suya, no diferente de cualquier otro despotismo, diciendo lo siguiente: Las actividades organizadas que los seres humanos primitivos desarrollaron para la reproducción de la vida, se instauraron mediante un proceso civilizatorio muy largo que es ahora cuando comenzamos a conocer, en el cual la satisfacción de las necesidades se volvió un problema estratégico.
Estas actividades son llamadas dimensión económica de la sociedad por la ideología burguesa, dentro de la que envuelven sus teóricos toda la vida social, haciéndola depender de los conceptos básicos de la economía burguesa, y en los tempos actuales de la economía neoclásica.
Lo económico, para la ideología burguesa, en la versión ilustrada del siglo dieciocho de Adam Smith, sería la resolución humana y estratégica del problema animal de las necesidades, lo cual, para ese autor, coincide con la civilización misma.
Según este punto de vista general e ideológico, expuesto el siglo dieciocho de forma orgánica dentro de su teoría económica, la economía capitalista –que es un caso particular de lo económico-, sería básicamente un asunto técnico, mientras que para Karl Marx en el siglo diecinueve, los procesos que en la versión burguesa son técnico-económicos, son en realidad un asunto histórico-social, pues las actividades técnicas para la reproducción de la vida, se realizan dentro de relaciones sociales de producción, que son también relaciones políticas o de poder, a las que ayudan a construir; o sea, dentro de relaciones que entablan clases sociales heterogéneas en cuanto a su posesión de factores de la economía, para reproducir la vida natural, material y social; relaciones que se auto reproducen reproduciendo las clases que intervienen en la producción de la vida. Representando el punto de vista de Marx un decisivo avance teórico metodológico y de concepción general de la historia, de la economía y de la vida.
Tales relaciones de clases son en consecuencia, relaciones de poder, siendo que la reproducción de su vida es el eje de la historia de los pueblos, y siendo que ésta, la historia, y no la economía, es la verdadera forma de lo humano.
Es por ello por lo que la historia escrita hasta nuestros días, se nos expone en el Manifiesto del Partido Comunista, como la historia de luchas de clases, y nos recuerda Marx algunas de las clases en la historia: patricios y esclavos, señores y siervos, capitalistas y proletarios.
Las clases dominantes a lo largo de la historia, han desarrollado formas diferentes de despotismo en las actividades para la reproducción de la vida, correspondientes a las diversas formas de sociedad que han organizado, con relaciones sociales de producción, y grados de desarrollo tecnológico propios.
La condición despótica de estas relaciones de clases siempre ha sido algo sabido de forma intuitiva, tanto por los déspotas como por sus víctimas, pero encubierto siempre en beneficio de los primeros en las diferentes formas de sociedad, bajo sistemas de explicaciones y justificaciones de dos diferentes tipos: políticas y religiosas.
Puede afirmarse que en épocas premodernas, y todavía hoy, las relaciones de dominio se las hacían pasar a los dominados, o por naturales, o bien, de origen divino, pues los propios déspotas eran el resultado de sistemas explicativos vueltos instituciones jurídicas o religiosas, transformadas en justificaciones que les atribuían a ellos un pretendido origen divino, o en algunos casos, y entremezclándose con ese origen, la pretensión de otro natural, en una naturaleza hecha por dios, y ellos mismos, por lo tanto, eran sostenidos por tales explicaciones y ellos a su vez las sostenían.
Así, en muchos casos, los esclavos creían ser tales por naturaleza o por designio divino, o ambos, y el patricio de igual forma creía ser tal por las mismas razones, sin olvidar que a los déspotas, en este caso a los patricios, les ha convenido siempre la posición de dominio de que han gozado en las sociedades divididas en clases, de tal manera, que sus explicaciones tienen siempre una proporción de interés individual, o de grupo, o de clase, lo que hace pensar que la creencia en sus explicaciones haya tenido siempre una buena dosis de mala fe.
Los numerosos testimonios de rebeliones de los esclavos por su libertad en el mundo antiguo y de los siervos durante la edad media, atestiguarían, sin embargo, que para al menos para una parte de los sometidos al despotismo, la situación no tenía nada de natural, porque la rebelión contra los señores o contra los patricios, significaba que los rebelados no consideraban su situación ni natural ni de origen divino.
El despotismo es paralelo a las luchas de clases y ha sido una constante en la historia. Se puede decir, al igual que se dice que una constante en la historia es la lucha de clases, de la misma forma, es necesario afirmar igualmente, que al haber sido todas las sociedades anteriores divididas en clases, su estructura misma ha sido siempre despótica, y las relaciones sociales de producción también lo han sido, siendo el despotismo la consecuencia directa de la división en clases de la sociedad y por lo tanto una constante del proceso civilizatorio.
Desde ese punto de vista, todas las sociedades pasadas han sido sociedades despóticas, algo que no debe asombrar a nadie, por la sencilla razón de que las sociedades civilizadas actuales lo son, de un despotismo privativo de éstas, o sea, el específico del capitalismo.
Para hablar del problema, identificaré algunos puntos de partida que, a modo de premisas, me servirán para mi exposición. La
Primera premisa es:
1.- La vida humana, su producción, su conservación, su reproducción

Como todos sabemos, el asunto de primer orden para todo ser vivo consiste en la producción de la propia vida, y dado que producir todos los días la propia vida es conservarla, entonces, en segundo lugar, parte de ese asunto primordial es la conservación de la vida; pero los seres vivos, no sólo producimos y conservamos nuestras vidas individuales, sino que también nos reproducimos como especie, tenemos entonces en tercer lugar, la reproducción de la especie. Por lo anterior, nuestra primera premisa es la vida. Su producción, conservación y reproducción.
2.- El tiempo
Si observamos el asunto más de cerca, notamos que cuando nos referimos a la vida, a su producción, conservación y reproducción, estamos hablando también de tiempo, pues todo ello se realiza en el tiempo. Así que cuando adoptamos nuestra primera premisa que es la vida con los tres contenidos anteriores, estamos adoptando también otra premisa junto con ella, que es el tiempo.
3.- Experiencia o praxis sensible. Colectiva e individual
Esto es muy obvio estará pensando quien me escucha. Y es cierto. Sin embargo, podemos hacer otra relación: vida y tiempo están ligados de tal manera que si vivimos en el tiempo, y nos reproducimos en él, y a través de él, el tiempo es en muchas formas el alimento de la vida, en primer lugar, en el sentido básico y biológico de su reproducción, con el que hemos comenzado, pero si pensamos que vida humana significa también, y en primer lugar, experiencia o praxis, que significa pensamiento para la acción y acción pensada, esa relación se realiza como acción imbuida de pensamiento, o sea, propósitos que inscribimos en la realidad, algo que sucede en el tiempo, o sea, la experiencia tiene al tiempo como aquello que la posibilita, es decir, la experiencia o praxis, en el sentido más pleno y de más significaciones, tal y como nos la explicó el siglo antepasado Jorge Federico Hegel.
4.- El tiempo, la sociedad y la historia
La vida que llevamos en el cuerpo es lo que nos sirve de instrumento para plasmar nuestros fines, algo que ha sucedido a través del tiempo, y ha dado como resultado la sociedad humana y la historia, siendo la historia, o el tiempo humano, el escenario en que realizamos la reproducción estratégica de la vida, inventando el hombre durante milenios toda la cultura derivada de tal invención y reproducción, por lo que nuestra vida, nuestra mente y nuestra conciencia, se alimentan de nuestra obra en el tiempo, que es la historia.
Se puede objetar que al hablar en términos tan generales, podría parecer que la historia ha sido en efecto la plasmación de los fines “humanos” en general, de todos los seres humanos, sin distinciones de clases, algo que sabemos que no sucedió de esa manera. Pero tal objeción no podemos dilucidarla en este corto tiempo, pues será el tema de otro programa.
Así que, teniendo en consideración la objeción anterior, y sin detenernos en ella, podemos continuar diciendo, de forma provisoria, que plasmar nuestros fines –los fines humanos, en general-, es construir la sociedad y la historia con nuestras propias manos, o sea, mediante la acción humana, lo que significa, ser sujetos de experiencia, que nos es realmente esencial a los seres humanos, pues es aquello que nos ha vuelto tales durante los milenios que han transcurrido desde que dejamos de ser homínidos y llegamos a ser homo sapiens, es decir, seres humanos tal y como lo somos desde aquellos remotos tiempos hasta el día de hoy.
Hemos encontrado entonces otra premisa, que es, el hacer colectivo e individual, al cual podríamos llamar experiencia, o praxis sensible, como la denominaba Marx; mediante ella estamos produciendo en el tiempo la sociedad y la historia, y es una característica sólo humana.
5.- Recapitulando
Tenemos hasta ahora tres premisas, la vida, que producimos, conservamos y reproducimos, que implica la segunda, que es el tiempo, y la conjunción de ambas, que es la experiencia, o la praxis sensible -la cual, como se trata de seres humanos, incluye operaciones dirigidas por la razón-, que es, la praxis o experiencia, aquello que hace la vida en el tiempo, situadas las tres, vida, tiempo y experiencia, dentro de cada uno de los seres humanos en su condición de sujeto histórico y social, resultado de una sociedad y de una historia que él mismo ayuda a construir. Hemos encontrado las tres premisas reflexionando retrospectivamente sobre dos de sus efectos, que son: la sociedad y la historia, resultado de procesos asociativos entre los seres humanos.
6.- El tiempo, ensayo kantiano sobre su génesis

7.- Primera dinámica
La activación y el desarrollo de las formas propias de la razón, que hay que suponer para pensar en la experiencia, por medio de las cuales tenemos la intuición del tiempo, deben haber sido el resultado de procesos prácticos, relativos a las operaciones de producción, conservación y reproducción de la vida.
Mi opinión es que la larga revolución neolítica, que consistió, entre otras cosas, en el proceso de la sedentarización y de las invenciones de la agricultura y de la ganadería, y al final de la vida urbana, debe haber tenido una importancia esencial en el descubrimiento del tiempo, como parte de la interioridad humana, que fue además, por lo tanto, una invención.
8.- Vida nómada
Me refiero a lo siguiente: la vida nómada se realiza, al menos, en dos fases que se repiten continuamente, una fase estacionaria, cuando el grupo se asienta temporalmente y aprovecha lo que le ofrece el entorno del que agota progresivamente sus posibilidades, y una fase siguiente, que no es estacionaria sino de movimiento de todo el grupo humano, junto con todos los animales que les sirven a múltiples fines, además de alimentación, y demás enseres, movimiento por medio del cual busca otros lugares para asentarse nuevamente de forma temporal para satisfacer sus necesidades.
El movimiento del grupo se refleja y representa en la conciencia subjetiva de cada uno de los integrantes, de forma tal que por medio de la razón, que es por antonomasia nuestro instrumento de medida, y que opera en cada momento y en uno, logra establecer una correlación entre ese movimiento grupal con sus actividades por una parte, y el entorno fijo, que es la naturaleza, en segundo lugar, en el que discurre el movimiento, es decir, el sistema de la razón registra y mide el desplazamiento sobre el fondo de un entorno fijo, hasta cuando se estaciona y se sedentariza por un tiempo, algo que también debe haber sido registrado por el sistema de la razón, de una forma diferente, porque en esa nueva situación, es la naturaleza la que muestra su dinamismo permanente, bajo la forma de su crecimiento y reproducción, y es el grupo el que no se mueve.
Pero el movimiento subsiguiente del grupo, cuando abandona el entorno fijo y se mueve de nuevo, produce una nueva realidad, que es el movimiento en relación con aquel entorno fijo que ya mostró su dinamismo, y el subsiguiente encuentro con otro entorno que ahora será tanto fijo y como dinámico, al igual que el grupo, el cual, para sí mismo es tanto dinámico o en movimiento, como fijo dominador del entorno fijo, por lo cual la razón puede medir dos grupos de fenómenos, sedentario por un tiempo con un entorno dinámico, y nómada en el siguiente, en medio del entorno fijo, pero el acto y el proceso de medir, y la forma de hacerlo reside siempre en el sujeto que mide, y el movimiento físico del grupo y el de la naturaleza, se reflejarán siempre como secuencias, y eventos contemporáneos, es decir, dos formas del tiempo, con independencia del grado de conciencia o de autoconciencia con el que se realice.
Las operaciones prácticas de la vida nómada que he esbozado antes, en las que he aislado contemporaneidades dinámico-estáticas, y discontinuidades temporales entre un entorno fijo y el movimiento grupal, y sedentarización temporal, con dinamismo natural, todo ello se refleja en la subjetividad, y su efecto es la construcción de un sentido común automático regido por formas de sucesión y contemporaneidad, cuya utilidad es la de operar la separación formal entre el grupo y el entorno natural, y de reconocer y medir regularidades en el mundo práctico, en el que se realiza la producción y la reproducción de la vida.
Todo ello sobre la base de aquellas contemporaneidades y sucesiones de la vida nómada. De tal manera que al atribuirle al mundo real las formas de medición de la razón, en la relación del grupo con él, se produce la estructura del tiempo y la idea de su objetividad.
9.- Segunda dinámica
La segunda dinámica para la invención-descubrimiento del tiempo, debe relacionarse con la invención de la agricultura y de la ganadería. En ambas actividades -cuyo desarrollo pleno se lo debemos a la sedentarización-, media un lapso entre la siembra y la cosecha, en la primera, y entre el apareamiento de los animales y el nacimiento de la cría en la segunda. Tales lapsos son de espera y de asistir asiduamente al crecimiento de las plantas y a la transformación física de las hembras hasta el alumbramiento. Tales lapsos, en la medida en que son también reestructurados por la razón dentro de la interioridad del hombre primitivo, se reconstruyen en la forma de relaciones temporales, como tiempo de la espera, que se vive subjetivamente, con lo que, a través de ellos, se construye la interioridad, cuyos ejes básicos son las relaciones temporales y la memoria.
En ello, lo que se vuelve objetivo con más evidencia, es la copresencia de eventos, uno de ellos es el evento objetivo, y el otro, es el reflejo del evento objetivo en la conciencia del espectador, y lo que se muestra como forma del tiempo es la forma de lo contemporáneo de eventos exteriores, y su reflejo bajo la misma forma, en el observador.
Cuando nos volvemos sedentarios, la situación en relación a la dinámica anterior cambia por dos razones, la primera es que existe, literalmente, un punto firme, desde el que es posible observar otro tipo de eventos temporales exteriores -asumiendo en la hipótesis de que la estructura de lo contemporáneo esté ya construida de la subjetividad del ser humano-, y entonces, las tareas de sembrar y de apareamiento del ganado, suponen que, en algún momento, aquellos que sembraban y tenían animales que se apareaban, y que el fruto del apareamiento fuera vital para mantener la vida así como de los frutos de la agricultura, ello daría lugar al proceso de la espera, es decir, aquella operación que puede ser idealmente esquematizada con una serie que comienza con un tiempo cero y con la ayuda de fenómenos exteriores como los días, el cambio de estaciones, las fases de la luna y otros, por lo que la intuición del tiempo tome otra forma, es decir, en esta situación cambiada, desde un punto de referencia temporal, se produce la interiorización de la espera en forma de sucesiones comparativas entre la evolución de lo que se espera y la cuenta subjetiva del que espera, o sea, el tiempo como interioridad.
Pero siguiendo el camino por el que nos lleva el pensamiento, y después de haber encontrado el tiempo y de tratar de comprender algo de él, encontramos que la experiencia es seguramente la característica más propia y privativa del homo sapiens, porque ella significa, entre otras cosas, actuar con el conocimiento de los propósitos, el sentido, las posibilidades, los efectos y los límites de nuestras acciones, lo que nos lleva a otro asunto importante, o sea, experiencia significa también intencionalidad, astucia (recordemos la astucia de Odiseo), o bien, comportamiento dirigido por el instrumento de la razón, es decir, plasmar los objetivos del sapiens en la realidad de forma intencional, mediante la acción dotada de sentido cuyos límites y efectos conocemos.
Podemos hablar de la experiencia como un fenómeno individual y privado, en ese caso sería un tratamiento subjetivo e individual, pero también podemos hablar de la experiencia humana que dio como resultado la construcción del mundo social e histórico, y entonces estaríamos hablando en términos de una experiencia de milenios, y la idea de experiencia tendría un sentido, no individual y subjetivo, sino también general y universal, y sería la forjadora de la historia, y también sería la fundamentación de las formas de la conciencia de cada época.
Pero siguiendo lo que nos indica nuestro pensamiento, nos damos cuenta de que tal experiencia general de contenido socio-histórico, es la que ha construido el mundo humano, podemos entonces llamarla también trabajo.
Lo que llamamos experiencia histórica, en general, es el trabajo milenario de todas las generaciones que nos precedieron, que produjeron este mundo en el que vivimos hoy día; por esa razón, podemos decir lo siguiente:
Hemos comenzado por la vida, la cual nos llevó a un contenido que ella implica que es el tiempo, pero si reflexionamos sobre la vida y el tiempo, encontramos la praxis o la experiencia general de la humanidad en su autoconstrucción, entonces, es posible asimilarla al trabajo o, lo que Marx llama praxis sensible. Por lo que la
Segunda premisa es:
1.- La esclavitud, la servidumbre y el trabajo asalariado

Quien me escucha estará pensando que lo dicho hasta ahora son sólo razonamientos formales, y exploraciones genealógicas acerca de formas de la vida humana, es decir, dirá que he derivado conceptos a partir de otros conceptos, que equivaldría a extraerle algunos contenidos no evidentes a los primeros para llegar a los segundos, que posiblemente estaban contenidos en aquellos, y en eso tiene razón el oyente, por lo que podemos afirmar, que a lo dicho le falta relación con el mundo real, pues es sólo una aproximación abstracta, es decir, son ideas generales sobre procesos que se presentan en el mundo real, pero tan generales que más de uno dirá que nos dicen poco. Por esa razón no podemos contentarnos con ellas.
Así que debemos continuar con nuestra reflexión, retomándola por el siguiente asunto: la remota y milenaria experiencia humana, o praxis sensible, tiene como una de sus espinas dorsales -pues seguramente tiene varias-, que desde los tiempos de nuestros antepasados remotos el proceso de desarrollar las sociedades humanas, es, al mismo tiempo, el de ir, de forma progresiva, conquistando espacios naturales, y transformándolos en espacios humanos o sociales, por lo cual, aquellos hombres también se transformaron ellos mismos, de aquellos remotos homínidos de los bosques, una parte de los cuales se fueron a las sabanas, y se volvieron homo sapiens.
Todo este proceso ha tenido una fuerza que lo ha motorizado y realizado, que no es otra que el trabajo humano o praxis sensible, o actividad en el mundo real o mundo sensible, que es en realidad de lo que estamos hablando: o sea, han sido los propósitos y proyectos humanos los que se han ejecutado; sin saberse aún con exactitud, cuándo fue que tales propósitos y proyectos, se les hicieron conscientes como suyos a nuestros antepasados remotos, pero han sido siempre las fuerzas de las necesidades físicas, en primer lugar, y luego, las derivadas de ellas, reflejadas y representadas en el sistema de la razón humana, conocidas y reconocidas por el sujeto que sufre tales necesidades, lo que ha impulsado todo ese esfuerzo de titanes que ha desplegado para reconocer y entender, en primer lugar, el contenido de sus necesidades, y en segundo lugar, lo que en la naturaleza era adecuado para resolverlas, y luego, un trabajo aún más difícil, que consistió en inventar las operaciones prácticas para transformar en objetos útiles lo que se encontraba en la naturaleza.




2,. Regresando al tema de la vida
Como es evidente, estoy hablando del primer tema de esta exposición, que es el tema de la vida; cuya reproducción se presenta de forma originaria como una necesidad situada en la propia condición animal del ser humano, por ser parte, éste de la naturaleza, y cuyo contenido es precisamente su conservación, de allí las operaciones que los primitivos hombres realizaban en conjunto y que tenían ese propósito.
El proceso anterior ha tenido lugar luego de la transformación de los homínidos de las sabanas en homo sapiens, y luego, siendo sapiens, hace ya cerca de cincuenta mil años -y teniendo básicamente la misma estructura cerebral que tenemos los actuales seres humanos-, haber comenzado, y desarrollado lentamente, la construcción de relaciones y sociedades humanas, y haberse transformado, en consecuencia, de homo sapiens en homo faber, es decir, en hombre que produce instrumentos, o sea, haber realizado la auto construcción que ha hecho de sí mismo, por lo cual, el sapiens se restituye permanentemente a sí mismo –incluso hoy día-, a través de su trabajo, y es, en consecuencia, faber-sapiens.
Dicho de otra forma: por ser homo faber, se transformó en sapiens, pero, para realizar lo primero, era necesario poseer previamente condiciones mentales especiales, que usadas lo volvieron sapiens: el sapiens tuvo en su dimensión de faber el instrumento para llegar a su propia condición.
El homínido se transformó en sapiens mediante el desarrollo de sus potencialidades de ser constructor de instrumentos o sea de ser homo faber, o sea, de trabajar y producir ayudado por los instrumentos construidos, y ese transformarse en homo faber, es lo que a su vez, lo hace devenir sapiens, por lo cual, sapiens y faber, son dos de los aspectos esenciales de la condición humana, pero tan esenciales a ella, y tan dependientes entre ellos, que son los que agotan las causas físicas y mentales para la producción de la civilización: son, por lo tanto, las condiciones a través de las cuales el cerebro humano crece y se desarrolla y produce los seres humanos que somos y el mundo en el que vivimos.
La revolución del neolítico, fue un proceso muy largo y complejo, sus comienzos se sitúan en el noveno milenio, terminando hacia la mitad del primer milenio antes de Cristo, muy posterior, por lo tanto, a aquel proceso que he esbozado antes, el cual es, sin embargo, su supuesto necesario.
Esa revolución marcó una inflexión en el proceso de auto construcción humana, pues significó el paso de una humanidad nómada a una sedentaria, la invención de la agricultura y de la ganadería, la invención de la cerámica y de la cestería, y la fabricación de otros muchos instrumentos, la creación de ciudades en sus épocas posteriores, por lo que el hombre se transformó, de recolector, pescador y depredador en productor de lo que necesitaba para conservar y reproducir su propia vida y en constructor de ciudades. Al producir la civilización produjo el tiempo, como hemos visto y la separación entre sí mismo y la naturaleza, que pasó así a ser vista siempre desde la sociedad.
2.- Segunda fase del despotismo: el trabajo despotizado o la reproducción de la vida para los señores
A partir de aquella revolución se acentúan las diferencias de clases, y comienza junto a la aceleración del desarrollo civilizatorio que conlleva, la constitución de sociedades jerárquicas en todos los espacios civilizatorios en los que se desarrolló, y luego, progresivamente en los que sufrieron su influencia, pues el neolítico fue un fenómeno generalizado, pues todos los focos de civilización de la antigüedad tuvieron el influjo de la revolución del neolítico.
De esa revolución civilizatoria comenzó aquella historia que cité al principio, referida por Marx en el Manifiesto del partido comunista, cuando nos dice que la historia escrita ha sido de luchas de clases.
Las investigaciones arqueológicas nos indican que en la Media Luna Fértil, el Cercano Oriente y en Egipto, existían sociedades urbanas entre el tercer milenio y el año quinientos antes de Cristo, que se volvieron los tipos de agrupación humana y de organización social con más posibilidades de progreso. Contemporáneamente las sociedades se estratificaron aún más de los que venían siendo en los procesos anteriores, se inventó la escritura en ese período y se formaron los estados antiguos, siendo estos dos últimos inventos, los que le dieron su forma. Las ciudades son algunas de las más notables creaciones del género humano, y su desarrollo y profundización ha conformado una verdadera revolución civilizatoria, de tal manera que el gran historiador Vere Gordon Childe, la llama la “Revolución urbana”; los avances en la escritura facilitaron y desarrollaron los procedimientos de registro administrativo.
La anterior, que es una enumeración extremadamente exigua, coincide en el tiempo, con el desarrollo de la monarquía egipcia, que era, al mismo tiempo un estado teocrático; y en el Oriente Cercano hubo una gran variedad de organizaciones urbanas, incluidas ciudades estado y estados nacionales e incluso imperios, como el persa, todos con estructuras organizativas de alto nivel de jerarquización.
En fin, estos brevísimos y muy reducidos comentarios sobre la última parte del neolítico, son sólo para indicar que al final de ese período encontramos estados nacionales, monarquías teocráticas como la egipcia, grandes imperios como el Persa, y ciudades estado que fueron los precedentes de las ciudades estado griegas, y dentro de estas últimas se forjó la racionalidad y la cultura occidental.
Valga igualmente recalcar, que todas aquellas sociedades estaban organizadas jerárquicamente, lo que supone sociedades divididas en clases que a su vez implica relaciones sociales de domino en el trabajo y, en consecuencia, despóticas.
Es decir, occidente, en lo que respecta al despotismo, es la prolongación por medios occidentales –el racionalista greco-romano y el cristianismo-, de las relaciones despóticas que se fueron forjando durante milenios, pero que a partir de la revolución del neolítico, se acentuaron, como formas de dominación despótica y casi siempre absoluta, de las clases poseedoras y gobernantes sobre el trabajo, que es el instrumento de reproducción de la vida.
Piense el oyente, y se puede plantear como un desafío, busque en toda la historia de la civilización occidental, si existe algún fragmento de esa historia, en que la relación de las clases en el poder, con el resto de la población no haya sido despótica, incluidas entre ellas todas las sociedades democráticas modernas.
Creo que se demostrará que en punto a despotismo y sociedades jerárquicas y autoritarias, el Occidente civilizado puede titularse campeón; recuerde el oyente, la directiva europea del retorno, o directiva de la vergüenza, que es ley de una Europa que ha saqueado y asesinado a pueblos enteros, como a los pobladores originarios de América, a los que le asesinó a no menos de treinta millones, y saqueó las riquezas que pudo, y que a partir de tal directiva los inmigrantes llamados ilegales por ellos, serán sometidos a cárcel incluso si son niños.
La reflexiones non han traído hasta este lugar, que consiste en pretender establecer una continuidad entre el despotismo de las sociedades de la última fase del neolítico, los imperios antiguos, como el persa, el egipcio, el hitita y otros por una parte, y las sociedades estado no griegas que existieron durante el mismo período de la Grecia clásica, y las que desarrolló el pueblo griego, en los últimos siglos de su historia antigua, que son aquellos en los que se formaron la mayor parte de los valores de la cultura occidental, incluso la idea de democracia, griega, que funcionaba en una sociedad esclavista como era la sociedad aquella.
Para continuar podemos decir que en todas las sociedades antiguas la reproducción de la vida se realizaba mediante el trabajo esclavo, que era la modalidad general del trabajo, así que esclavitud la había en Grecia en sus más deslumbrantes épocas, al igual que en Roma, a través de toda su historia. Durante el medioevo las relaciones variaron, la esclavitud antigua fue sustituida por las servidumbre, y otras formas de sometimiento del trabajo, que es el productor de la vida, a los poderes detentados por los señores dueños de la tierra, o sea, familias reales, nobleza y clero, que eran, al mismo tiempo el poder político; tenían el poder para dictar leyes y los que mandaban su ejecución, por lo cual, en igual medida, formaban el conjunto de los poderes que les daban su forma social a la reproducción de la vida y a las instituciones políticas del medioevo.
Tenemos así, que sobre el fondo de un despotismo heredado del neolítico, la sociedad occidental desarrolla sus propias formas de usar el trabajo en beneficio, en la antigüedad, de los patricios; en el mundo medioeval, de los señores propietarios de la tierra y en el moderno mundo capitalista, en beneficio de los dueños de los capitales.
Las anteriores reflexiones nos han traído entonces, a lo que estábamos buscando, me refiero al
Despotismo, como hilo conductor político de toda la historia de la civilización occidental, además de haberlo sido de toda la civilización humana.
Los restos arqueológicos nos muestran sociedades con estructuras y jerarquías, sociedades divididas en clases desde un pasado remotísimo, y lo muestran pues en su gran mayoría son restos civiles y funerarios relativos a grandes personajes, y luego del desciframiento de las escrituras más antiguas, el objeto de lo que se narra, los personajes de los que se habla, y todo el entorno narrado, son sin duda sobre personajes de la realeza, o de las noblezas o sacerdotes; con ventaja todas las sociedades de fines del neolítico sobre las anteriores, pues las jerarquías se hicieron mucho más fuertes, y más intenso el uso de unos hombres por parte de otros, entendiendo que lo que usaban era el trabajo ajeno para la reproducción de la vida de los que estaban en la cúspide de las jerarquías, en primer lugar, y por lo tanto, también, de los que erogaban su trabajo, para conservarlos y seguir usándolos en beneficio de los primeros.
Tenemos entonces el duo
jerarquía-despotismo,
constante de la historia humana, y en tal duo está implicado el trabajo en primera persona, porque la relación despótica tuvo siempre como su contenido real el uso del trabajo con la finalidad de la reproducción de la vida: en sentido general, el despotismo fue usado –consciente e/o inconscientemente-, durante toda la historia de occidente como un método para la reproducción de la vida del déspota, y para la conservación de la del trabajador, con la finalidad de disponer siempre de un número adecuado de ellos para seguir reproduciendo la vida de los déspotas. Este es, en verdad, el secreto de las jerarquías.
Despotismo como signo
El despotismo es una relación, es aquel comportamiento mediante el cual una persona somete a otra para que realice sus fines, transformándola en medio. Los fines realizados son los de quién despotiza al otro, y tal sometimiento es por la fuerza, no es por mutuo consentimiento.
Su contenido es, en apariencia, subjetivo e individual, pero esto es sólo la apariencia; es una relación engañosa porque es sólo un signo de otra cosa; hablamos de relación despótica, y decimos de alguien, o de algún gobernante que es un déspota, pero en las expresiones anteriores, nos referimos a la relación que establece alguien con otro, o un gobernante con su pueblo. En todos los casos lo despótico es la forma de la relación.
Su contenido es diferente a la forma exterior. En sus orígenes, sigue siendo de aquella manera, consiste en el uso del trabajo de alguien de forma compulsiva por otro, cualquiera que sea el tipo de trabajo para el beneficio de este último. Y cuando toda la sociedad misma se reproduce mediante el trabajo ajeno dirigido desde el poder, bajo la forma de la esclavitud, de la servidumbre, o del moderno trabajo asalariado, esta circunstancia es la que vuelve la relación de subjetiva e individual a estructural y general. Y entonces nos encontramos frente a sociedades despóticas. Con lo que hemos llegado a nuestro lugar de partida, que es,
La reproducción de la vida mediante el trabajo despótico en el capitalismo, El dominio físico es la base del despotismo del capital, y comenzaré diciendo que:

Aquel despotismo del que venimos hablando, es el mismo contenido que tiene hoy día la relación de trabajo asalariado, aunque dada la complejidad de las relaciones económicas y las mediaciones políticas y culturales, entre las que debemos incluir los medios masivos de distribución de ideología, pero sobretodo, dado que la dictadura del capital es generalizada y globalizada, y está ausente en los medios de comunicación, los actos de despotismo parecerían ser puramente localizados en algunos lugares del mundo y en algunos países particularmente incivilizados que son los reportados por los medios de comunicación de la burguesía, cuando en realidad, es la forma de relación por excelencia en la moderna sociedad capitalista.
La dictadura mundial del capital es la forma moderna del despotismo, pues al ser el uso que se hace de la inmensa mayoría de la humanidad, como medio para los fines de la mínima parte de ella, que son los dueños mundiales de los capitales, transforma toda la actual relación humana en relación despótica a escala mundial.
Ejecución del despotismo en la reproducción de la vida
El capitalismo, como todas las demás sociedades, tiene que vérselas con algo que nos aparece como un dato. Es decir, el sistema de las necesidades humanas. Las cuales, si son básicas, tienen su origen, en primer lugar, dentro del cuerpo, que es el que siente hambre y demás necesidades. Estamos sometidos a la acción de la naturaleza, por lo cual necesitamos alimentarnos, cubrirnos y alojarnos. Sin su resolución el hombre no sobrevive, esta es la base biológica de toda sociedad, es decir, la vida, que es el tema con el que comenzamos.
Esta base biológica es sin ninguna duda la misma de toda sociedad, así que digámoslo de la siguiente forma: la sociedad humana se ha erigido sobre la base de una conjunto de necesidades sufridas por el hombre, el cual es un ser menesteroso, dependiente de la naturaleza para vivir, eso es lo que se expone cuando se afirma que la resolución estratégica y humana, es decir, con uso de razón, del problema animal de las necesidades es la construcción de la historia, es decir, de la producción y reproducción de la vida.
Pero esa es sólo la base de toda sociedad, y el origen de la historia. Ya en el siglo xviii Adam Smith comprendió, y le expuso a sus alumnos de la Universidad de Glasgow, que el capitalismo no sólo erigió un sistema industrial para la satisfacción de las necesidades, sino que además, desarrolla e inventa nuevas necesidades permanentemente. Inventa, como bien lo dijo ese autor, objetos del deseo: repitámoslo, inventa necesidades, e inventa objetos del deseo, y los produce en sus fábricas, que son fábricas de objetos para que los deseemos, y también son fábricas de sueños para que soñemos.
Pero el capitalismo hace todo esto, e inventó el instrumento para que en la superficie del sistema, veamos objetos que deseamos y soñemos con ellos, sintamos cada día nuevas necesidades sin saber porqué; pero inventó junto a necesidades su instrumento de dominio, el trabajo asalariado.
Si nos preguntamos la razón por la que el trabajo asalariado es tal instrumento del dominio, la respuesta es la siguiente: el capitalismo se constituye cuando se han formado los tres mercados que lo posibilitan: el mercado de dinero, el mercado de materias primas y de alimentos, y el mercado de trabajo. Salvo el mercado de trabajo, formado por trabajadores asalariados, sin medios de producción propios, y desprovistos de alimentos, los demás mercados, el de capitales, y el de la tierra, están en manos de la burguesía, y los dueños de la tierra, siendo estos últimos la misma burguesía.
Para que toda la sociedad viva y se reproduzca, y para que cada ciudadano reproduzca su vida biológica, es necesaria la producción de bienes, en primer lugar, alimentos. Si el sistema productivo es propiedad privada de la burguesía, es evidente que toda la sociedad tiene que erogar trabajo en ese sistema productivo, y lo tiene que hacer en base a la relación que funda el modo de producción capitalista, que es la compraventa de fuerza de trabajo. Ahora bien, esa relación se constituye en virtud de que los trabajadores, al no poseer ningún factor productivo salvo su fuerza de trabajo, tienen que trabajar por el salario; lo que significa, que la relación es compulsiva, y la compulsión consiste en que en la relación lo que se dirime por un salario, es la vida del asalariado, quién no tiene la libertad de no trabajar, pues si no lo hace muere de hambre y de las demás necesidades.
En consecuencia, el despotismo en el capitalismo, se encuentra en la razón de ser de ese modo de producción que es el trabajo asalariado, y todas las instituciones jurídicas y políticas de la sociedad capitalista, es decir, el estado, están organizadas para el control del trabajo y de la población trabajadora. Así que, el estado burgués, no hace otra cosa que reproducir institucionalmente y lo sanciona, el despotismo en la base del sistema mismo.
Es tan altamente despótico el capitalismo, que esa condición le es esencial y consustancial, por ser la dictadura de los capitales, sobre, y contra toda la sociedad, y realiza su condición en la relación sin la cual deja de existir: y es así, porque el trabajador trabaja por su vida, es decir, trabaja para evitar su muerte, el capitalismo domina despóticamente en el dominio de la vida, en el dominio físico. Allí reside el despotismo, y la base económica de esa relación, consiste en que el trabajador vale una cantidad que es el salario, y valora en una cantidad mayor de valor que la que vale, que es lo que permite al capitalista acumular capital.
El capitalista alimenta sus capitales, con el miedo a la muerte del resto de la población, el dominio del capital es, como he dicho antes físico; por esa misma razón, la población puede desarrollar el poder para acabar con el capitalismo, porque menos que trabajo asalariado, no existe nada, el capitalismo reduce a la clase trabajadora a vivir con el temor a la muerte en la reproducción de su vida.